jueves, 14 de mayo de 2015

Estaba por mi casa

Soy una entrada programada que ha nacido tras la programación de las entradas de "batiburrillo". Muy pronto dominaremos el mundo y estableceremos nuestra propia jerarquía programada. 

He escrito varias entradas con libricos bonicos y he caído en que muchos de ellos "estaban por mi casa". No he tenido que ir a buscar libros porque los libros estaban ahí para mí, esperándome con los brazos las tapas abiertas para acogerme entre sus párrafos. Eran un recurso de ocio al alcance de la mano sin clasificación por edades. Sin supervisión. Todo el poder de decisión era mío. Esta clase de libertad en tu infancia, cuando hay tantas cosas que tienes prohibidas porque eres "pequeño", vale oro.

Mis padres tenían la casa llena de libros. La siguen teniendo, de hecho. Medio mueble (mueble ochentero) del comedor está lleno de libros y hay otras dos estanterías para libros también cuajaditas de posibilidades. En el cuarto de mis padres hay libros. El estudio de mi padre está hasta arriba de libros. Y yo tenía permiso para coger cualquiera de ellos en cualquier momento.

Este es mi concepto de decoración de interiores.

No podemos criar lectores si no les dejamos libros a mano. Es como intentar criar jinetes sin tener caballos. 

Pongamos que en una casa no hay libros pero el niño le coge el gusto con los cuentos del cole. No, madre aterrada, no desencajes tus ojos pensando que los cuentos son muy caros y vas a tener que rascarte el bolsillo. Hay un lugar maravilloso llamado biblioteca donde hay libros a patadas, son gratis y hasta de dejan llevártelos a casa. ¿Vives a tomar por saco en un pueblo en mitad de la nada? Vaya. ¿No hay bibliobús? ¿Seguro? Entonces ya puedes ir a la puerta del ayuntamiento a llorar gritar pedir que abran una biblioteca (algo chiquitito, una salica aunque sea, creando además uno o dos puestos de trabajo, fíjate lo que te digo) o llegue el citado bibliobús. ¿Que aun así no hay presupuesto? Si estás leyendo esto es que tienes internet. En la Biblioteca de Castilla-La Mancha, por ejemplo, tienen préstamo de ebooks, que se hace por internet. Y no ocupan sitio.

No lo pone en ninguna parte, pero leer debería ser un derecho. En papel o en pantalla. Derecho a saber, a imaginar. Yo lo tuve muy fácil, pero sé que no es así en todos los casos. Todo el mundo debería de poder tener libros a mano.

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